Nuestro método permite que cada alumno estudie en un nivel personalizado y adecuado, que sirve como punto de partida en el desarrollo de sus capacidades, hasta que supere su grado escolar.
La importancia de la individualización
Entendemos que el nivel de capacidad de los niños posee diversas variables.
Algunos pueden perder la confianza o el interés por estudiar un contenido muy difícil, mientras que otros no se sienten desafiados con contenidos que les parecen fáciles.
Transformamos niños en alumnos entusiasmados
Nuestro trabajo está en desarrollar el poder de razonamiento del alumno para que llegue a las respuestas por sí mismo.
Al darse cuenta de su propia capacidad para solucionar por sí mismo los temas escolares, el alumno desarrolla autoconfianza e interés en estudiar. Así, cada tarea realizada proporciona alegría de aprender o expandir, cada vez más, su propia capacidad.
Los alumnos avanzan más allá del grado escolar
Los niños comienzan a estudiar en Kumon en un nivel adecuado a su capacidad y avanzan a su propio ritmo, independientemente de la edad o el grado escolar.
Por ejemplo, los alumnos de quinto, sexto o hasta séptimo año pueden comenzar el estudio en Kumon por la suma, si es necesario. Por otro lado, no impedimos que los alumnos avancen a contenidos de Enseñanza Media sólo porque ellos aún cursan Enseñanza Básica.
En poco tiempo alcanzan el nivel del grado escolar y enseguida avanzan para contenidos adicionales a los que estudian en la escuela, desarrollando así más independencia y gusto por los estudios.
Santiago tiene 7 años y le interesó estudiar Kumon porque su hermano ya lo hacía. Quería aprender lo mismo que su heramno estudiaba: ¡fracciones y derivadas! Según su mamá, Kumon es la medicina para el déficit de la educación que sufren muchos chicos.
A Simón, de 5 años, le encanta leer y estudia matemáticas y lengua. Siempre fue disperso y bastante juguetón, pero en Kumon adquirió bastante concentración y su mamá comenta que fue el cambio más importante.
Valentina y Guadalupe son hermanas y tienen 7 y 11 años respectivamente. Ellas han aprendido a organizarse y hacen sus tareas, tanto del colegio como las de Kumon, sin que su mamá deba decirles nada. Para el papá, Kumon les muestra que con dedicación y esfuerzo todo es posible.
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